«Only three types of people tell the truth: kids, drunk people, and anyone who is pissed the fuck off." — Richard Pryor»

viernes, 12 de septiembre de 2014

LO ÚNICO QUE SUPE DE KAZUKA

Nadie sabía por qué lo llamaban Kazuka y sólo unos pocos conocían su verdadero nombre. Huérfano de madre, Ernesto lo acogió en su casa cuando apenas contaba con doce años. 

Por una larga temporada vivió en el pueblo de San José bajo el mismo techo que la pequeña hija de Ernesto, Gigi, a quién solía pasear en el cochecito y le cantaba canciones de cuna.

Con el pasar de los años, el relleno, moreno y bajito Kazuka se fue de la casa de esa madre que no era suya. De él sólo se supo que pasó temporadas trabajando en una que otra hacienda y que luego vendía aliño y orégano molido.

Le llegó a enviar a Gigi tortas para su cumpleaños y cuándo ésta cayó enferma, él no encontró el valor de ir a verla pese a que siempre decía a todo el que la conocía que pronto iría.

En vida nunca la volvió a ver y entregado a la bebida él también se fue después. 

-

La primera vez que escuché de Kazuka, fue de la boca de mi abuela. Para ese entonces ya ni mi madre ni él rondaban por este mundo.

Lo que me causó mayor impresión fue el hecho de que pese al cariño que ambos se tenían, nunca llegué enterarme de su existencia por mi madre.

Ciertamente no me interesa la relación entre mi madre y ese personaje, sino el hecho de que ella nunca me haya hablado de él.

Es cierto que nos cruzamos con cientos de personas a lo largo de nuestras vidas y es normal que consideremos innecesario recordar a todas y cada una de ellas y mucho menos contarle a otros la conexión que llegamos a tener con cada uno de esos individuos.

Tal cosa me hizo caer en cuenta de que nuestra existencia es mucho más efímera de lo que parece ya que no se necesitan un montón de años después de nuestra muerte para que inicie el proceso de ser borrados de este mundo.

Este proceso de ser olvidados en el tiempo comienza mucho antes de nuestra desaparición terrenal, y muchas veces es por parte de personas que han sido muy allegadas a nosotros, a quienes les hemos tenido gran aprecio o incluso, con personas con las hemos llegado a vivir bajo el mismo techo.  

Y esto se debe a que de forma consciente o inconsciente, no consideráramos necesario volver a mencionar a ese alguien a otros, de manera que en algún momento el tiempo se encargará de simplemente desvanecer la existencia de tal relación.

Conclusión: Podemos ser una parte importante en la vida de alguien pero en algún punto, a los ojos de otros, no haberlo sido nunca. Y así, poco a poco nos vamos borrando

No hay comentarios:

Publicar un comentario